La ciencia ignora o niega cuando no puede explicar, pero eso no quiere decir que no exista.
La vida del doctor Van Lommel es una apuesta por la verdad, por muy inexplicable que parezca.
El doctor Van Lommel enseñaba cardiologia en el hospital de Amheim e investiga en algunos pacientes que sufrían infarto y muerte clínica y volvian a vivir.
Fue en 1986 cuando tras el testimonio de un estudiante de medicina, George Ritchie, que resucitó tras nueves minutos de muerte clínica comenzo a estudiar en profundidad estos casos.
The lancet en 2001 publico un estudio prospectivo de 344 pacientes con una serie de episodios incuestionables y tras crear una red de investigación con otros diez hospitales holandeses.
La ortodoxia médica sin embargo dice que son alucinaciones causadas por la anoxia (carencia de oxigeno).
Sin embargo si esa fuera la causa todos los que vuelven a la vida tras la muerte tendrían EDM porque todos la sufren, pero en cambio, solo el 18% tiene esas experiencias.
Todos coinciden en hablar de recuerdos, cognición y emociones y mantienen la identidad que es un punto crucial, porque el ego es el enlace entre la conciencia y el cuerpo.
¿Luces, voces, su vida en un instante...?Las han experimentado miles de personas, pero no todos las explican por temor a ser tachados de lunáticos o porque creen que las causan la medicación o la enfermedad.
No todos experimentan lo mismo pero todos citan algunas experiencias recurrentes que coinciden en un cruce espacio temporal.
Es la revisión de la vida pasada, pero también la futura y presente: algunos al volver anticipan sucesos y reinterpretan los ya pasados, así que suelen cambiar de pareja, de trabajo, de existencia, porque han contemplado su vida en conjunto durante su experiencia cercana a la muerte.
Esas visiones son inefables, a menudo el lenguaje carece de términos para explicarlas. Una EDM de tres minutos puede requerir semanas de testimonio en el que no se repite un solo episodio. El tiempo, transcurre de un modo único en sintesis con el espacio y una constelación de familiares y afectos.
Ejemplo:
Un paciente refiere como en su EDM había visto a un señor desconocido sonriéndole. Diez años después, su madre agonizante le reveló que él era hijo de una relación extramarital y le mostró una fotografía de su padre biológico, asesinado en un campo de concentración: era aquel señor sonriente.
Se sabe que esos pacientes clinicamente muertos siguen conscientes y lo prueban cientos de casos. en Conciencia mas allá de la vida explicó el de un hombre de 43 años que llegó cianótico, frío, sin tensión y con las pupilas dilatadas. La enfermera le extrajo la dentadura postiza y la deposito en un cajón. Resucitó inexplicablemente tras un largo coma y preguntó por sus dientes.
Reconoció al verla a la enfermera y le pidió que se los devolviera. Ella nos llamó alarmada y entonces el paciente nos relató en detalle lo que habíamos dicho y hecho cuando llegó muerto a urgencias del hospital.
Nuestra conciencia no es más que un restransmisor para esta dimensión de nuestro ser en varias. Es omo una radio que, mientras vivimos aquí, sintoniza con este universo. Nuestra muerte solo es un cambio de conciencia, una transición. Solo morimos en una dimensión para pasar otras.
Es física cuántica. Yo no soy creyente. Muchas religiones se han acercado a esa realidad con técnicas de paso entre esas dimensiones como la meditación o el misticismo.
Las experiencias son recurrentes y concurrentes: confluyen tiempo -pasado, presente y futuro- tienen visiones- y espacio en sensación de unidad.
Y esos testimonios de cada día coinciden con los relatos de la mística y las visiones de profetas, gurús y santos desde hace siglos.
Todo está conectado.
Ven la luz (los niños cuentan que un ángel, los ateos hablan de una energia, y los creyentes, de Diós)
Todos se refieren a lo mismo y que en ello se sienten integrados.
Hasta ahora, la mecánica cuántica demuestra que la luz consta de partículas que al mismo tiempo son ondas - creo que nuestra conciencia las retransmite- dependiendo del estado del observador.
La experiencia de lo objetivo, al fín, depende de tu estado subjetivo. Así que, desde los gurús milenarios hasta los físicos cuánticos, cuando asumes tu transición sin miedo experimentas un anticipo de esa sensación de plenitud.